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ARS NATURA

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Ars Natura es un proyecto de música ambient creado a partir de grabaciones de campo falsas, artificialmente generadas a través de guitarra procesada que pretenden emular entornos naturales reminiscentes de geografías ficticias. Todos los sonidos que aparecen en este disco fueron creados con una guitarra eléctrica cuya señal se procesó por varias unidades de efectos

Ars Natura LP / Libro

Tanto la edición física como la digital están disponibles en https://tomasflorez.bandcamp.com/album/ars-natura

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Northern Lights EP

El EP/poemario Northern Lights fue creado en colboración con la escritora Aurora Feijoo en 2020. El proceso comenzó a partir de la escucha del tema Northern Lights por parte de Feijoo que le llevó a la creación del libro intervenido que aparece en la portada del EP y del poemario. De esa escucha surgieron también los poemas que aparecen en la plaquette y que servirían de inspiración a Tomás Flórez a la hora de iniciar la serie de videos Naturescapes, un proyecto audiovisual que parte de grabaciones de campo tomadas de geografías reales que pretenden construir entornos ficticios. Hecha en colaboración con otrxs artistas, la serie tiene como objetivo concienciar sobre los efectos adversos del cambio climático y las distintas estrategias de las que disponemos para afrontarlo juntxs

Tanto la edición digital como la física están disponibles en https://tomasflorez.bandcamp.com/album/northern-lights

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Naturescape #1

Río Casaño, Arenas de Cabrales (Asturias)

El clima de la Tierra ha cambiado a través de la historia. En los últimos 650.000 años, se han dado siete ciclos de avances y retrocesos glaciales, con el abrupto final de la última era de hielo hace alrededor de 11.700 años, lo que marcó el comienzo de la era climática moderna y de la civilización humana. La mayoría de estos cambios climáticos se atribuyen a variaciones muy pequeñas en la órbita de la Tierra, las cuales alteran la cantidad de energía solar que recibe nuestro planeta

La tendencia al calentamiento actual resulta de particular importancia ya que es extremadamente probable que la mayor parte de ella sea el resultado de la actividad humana desde mediados del siglo XX, avanzando a un ritmo sin precedentes por décadas en vez de milenios. Los satélites que orbitan la Tierra y otros avances tecnológicos han permitido a los científicos tener una visión global; han recolectado muchos tipos de información diferentes sobre nuestro planeta y su clima a escala global. Este conjunto de datos, reunido durante muchos años, revela signos de un clima cambiante. Las pruebas del rápido cambio climático son claras:

– Aumento de la temperatura global

– Océanos que se calientan

– Capas de hielo que se encogen

– Retroceso glacial

– Cubierta de nieve reducida

– Aumento del nivel del mar

– Reducción del hielo marino ártico

– Eventos meteorológicos extremos

– Acidificación de los océanos

En su Quinto Informe de Evaluación, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, un grupo de 1.300 expertos científicos independientes de todo el mundo, bajo el auspicio de las Naciones Unidas, concluyó que existe una probabilidad mayor que el 95% de que en los últimos 50 años las actividades humanas hayan calentado nuestro planeta. En los últimos 150 años, las actividades industriales de las que depende nuestra civilización moderna han causado el aumento de los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera de 280 a 400 partes por millón. El grupo también concluyó que existe una probabilidad superior al 95% de que los gases de efecto invernadero emitidos por los seres humanos, como el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso, hayan causado la mayoría del aumento observado en las temperaturas de la Tierra durante los últimos 50 años

Fuente: https://climate.nasa.gov

Naurescape #2

Mirador de Somonte, Arenas de Cabrales (Asturias, España)

La agricultura y ganadería intensiva ya han tenido un efecto enorme sobre la biodiversidad y el medio ambiente a nivel mundial. Los pesticidas, que han ayudado a potenciar la producción de fruta y de cereales, han acabado con enormes cantidades de abejas y de muchas otras especies de insectos.

Los fertilizantes que contribuyeron a mejorar la calidad de tierras poco fértiles también han tenido de forma inadvertida consecuencias dañinas. En 2017 se midió en el golfo de México la zona muerta más grande registrada hasta la fecha (22.720 kilómetros cuadrados) provocada por los fertilizantes, estiércol y purines provenientes de la industria cárnica (y agrícola como en el caso del Mar Menor en Murcia). Los abonos químicos contribuyen también al cambio climático a través del óxido nitroso (gas de efecto invernadero casi 300 veces más potente que el dióxido de carbono y una amenaza para la capa de ozono) y a la contaminación del aire a través del amoniaco.

“Necesitamos cambiar urgentemente los modelos de producción y de consumo si queremos evitar las peores consecuencias del cambio climático. Esto implicaría comer menos carne y de mejor calidad” afirma Rob Percival, jefe de políticas de la organización Soil Association.

Según Ronald Vargas, responsable de políticas de gestión del suelo y tierras de la FAO, los pequeños productores serán la clave para llevar a cabo la transición. Los pequeños agricultores están en una situación de precariedad y pobreza pero la FAO cree que la inversión en productores minifundistas es “la forma más segura y urgente de combatir el hambre y la malnutrición minimizando a su vez el impacto ecológico de la agricultura”.

Existen más de 570 millones de granjas en todo el mundo, más del 90% están a cargo de una persona o de una familia y la mano de obra proviene principalmente de la familia. Producen aproximadamente el 80% de la comida a nivel mundial.

Los expertos coinciden en que necesitamos una segunda revolución que englobe no sólo nuestros métodos de cultivo sino también nuestros hábitos de consumo y nuestra economía alimentaria. Esto involucraría a agricultores y ganaderos, comercios, gobiernos y consumidores. La revolución agraria del siglo pasado se centró exclusivamente en la industrialización, este siglo requiere otras alternativas donde las nuevas técnicas y las antiguas costumbres vayan de la mano.

Fuente: https://www.theguardian.com/news/2019/jan/28/can-we-ditch-intensive-farming-and-still-feed-the-world

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